Hemos recibido la visita de María, que trabaja en la ONG «Mil colinas», a cuyo proyecto en Rukara va destinado nuestro proyecto ayuda.

Ha querido que nos concienciemos de lo injusto que está repartido el mundo, pero no con una charla, si no viviéndolo en nuestras propias carnes. Para ello, nos ha hecho bajar nuestras mochilas vacías y, repartidos según la cantidad que vive en cada continente, hemos realizado un recorrido alrededor del patio. Los que vivían en continentes como Europa, América del Norte y Oceanía, podían tomar atajos y el trabajo era muy sencillo. El resto de continentes no podían tomar atajos y cuando estaban haciendo el trabajo les trataban mal. Los únicos que han conseguido recompensa (unas cuantas canicas) han sido los continentes más desarrollados.

Después de reflexionar, nos hemos dado cuenta que eso es lo que viven muchas personas en el mundo. No tienen acceso a los mismos privilegios que tenemos nosotros. Al final, María nos ha regalado una canica a cada uno para que nos acordemos de lo injusto que es el mundo y de que nos tenemos que comprometer a mejorarlo.

¡Gracias María por tu visita y por hacernos creer que otro mundo es posible!

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